El comenzar de manera temprana con ortodoncia en un niño puede tener grandes ventajas, pues entre los 6 y 7 años se puede aprovechar el desarrollo de los dientes y el crecimiento de la mandíbula para facilitar el tratamiento y mejorar los resultados. Este tipo de tratamientos se conocen como Ortodoncia Interceptiva.

Es importante aclarar que un tratamiento de Ortodoncia Interceptiva no es benéfico para todos los problemas de mordida. Este tipo de tratamientos es ideal en problemas de mordidas cruzadas y cuando los dientes de adelante sobresalen. La mordida cruzada puede afectar a la mandíbula y hacerla crecer de manera irregular, mientras que los dientes que sobresalen son más propensos a ser dañados o fracturados en una caída o accidente.

El tratamiento temprano aprovecha de manera inteligente el hecho de que un niño todavía está creciendo, lo cual permite intervenir de manera más fácil la mandíbula. Este tipo de tratamiento también puede ser de utilidad cuando los arcos dentales y maxilares no se encuentran en la posición deseada. Generalmente se requiere de un tratamiento posterior cuando el crecimiento se haya detenido, pero estos suelen ser mucho más cortos y menos complicados.

La tecnología en materia de aparatos también ha evolucionado mucho, haciendo que estos sean más atractivos, cómodos y accesibles, por lo cual más niños pueden tener oportunidad de realizar este tipo de tratamientos.

Cuando un niño está recibiendo un tratamiento de Ortodoncia, es importante inculcarle muy buenos hábitos de higiene dental. Se debe enseñar la importancia del lavado de dientes, como mínimo 3 o 4 veces al día, con el fin de eliminar los alimentos que se quedan atrapados en los brackets. El uso de la seda dental y enjuague bucal permite además mantener los dientes y encías fuertes.

Es también importante que cada seis meses el niño tenga un chequeo general con el odontólogo, con el fin de identificar áreas que pueden requerir más atención, permitiendo que se garantice una correcta higiene alrededor de los brackets. Aun cuando cada niño y cada tratamiento serán distintos, la gran mayoría deberá usar brackets de uno a tres años, dependiendo del problema a corregir. Después de esto, generalmente se tendrá que utilizar un retenedor que sostenga a los dientes en sus posiciones nuevas. Si bien se pueden presentar molestias durante el tratamiento, los aparatos de hoy son más cómodos que nunca.

Es también posible que se requiera un expansor palatino para dar más espacio a los dientes para crecer y reducir el apiñamiento en la boca. En caso de que el niño pierda un diente por caries o accidente, se debe utilizar un mantenedor de espacio, con el fin de que los demás dientes no ocupen el espacio vacante del diente perdido mientras el diente permanente crece. Este tipo de procedimiento puede eliminar la necesidad de un tratamiento de ortodoncia más complejo en el futuro.

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